La soltería no es un problema a resolver. No se debe vivir la soltería desde la carencia sino desde la plenitud que proviene de Dios. Debemos revisar nuestros conceptos de plenitud y felicidad.
Rendir la voluntad no es fácil, obedecer es sujetar tu voluntad a otra. En el caso nuestra creencia, la fe sigue la obediencia. Podemos ver que muchas veces el lenguaje de amor de Dios es obediencia.
Las amistades van más allá de ser compañeros de tus mejores momentos, también son compañeros en los picos bajos, saben acompañar sin palabras y también darlas cuando son necesarias. Nuestro deseo es que tu amistad cada vez más refleje la amistad de Jesús, quien se ofreció como amigo antes de ofrecer su salvación.
Recordar el pasado muchas veces puede ser doloroso y te impide disfrutar el presente o futuro. El pueblo de Dios tuvo una relación saludable con su pasado porque recordaba la mano de Dios, una mano llena de amor y milagros.
El amor es una decisión pero el enamoramiento es una emoción. El enamoramiento involucra tu corazón, te pone en una situación vulnerable. La mayoría de nosotras con un nervio inexplicable.