Rendir la voluntad no es fácil, obedecer es sujetar tu voluntad a otra. En el caso nuestra creencia, la fe sigue la obediencia. Podemos ver que muchas veces el lenguaje de amor de Dios es obediencia.
Rendir la voluntad no es fácil, obedecer es sujetar tu voluntad a otra. En el caso nuestra creencia, la fe sigue la obediencia. Podemos ver que muchas veces el lenguaje de amor de Dios es obediencia.